Se mueve un pez

Un hombre relata e interpreta diez historias cortas en las que los niños y las niñas son
protagonistas. Jugando con objetos cotidianos, el actor nos lleva de la mano y nos acompaña
en un viaje que ahonda en la realidad hasta tocar la fantasía: un osito de peluche que enferma,
una niña que habla con los árboles, un problema de mates sin solución, o unas gafas de bucear
hambrientas.
Julia, con tan solo diez años de edad, dijo: “Si tienes oscuridad dentro, abre la boca y la luz
entrará”. Nuestro espectáculo habla sobre esta inocente sabiduría, que nos regalan niños y
niñas.
Se mueve… un pez habla así, dando la voz a los más pequeños. Trata historias
por las que tal vez hayamos pasado, pero que aquí reconocemos sensiblemente.
Y es entonces cuando tiene lugar el hecho teatral: nos sentimos, de nuevo,
niños, en la intimidad del escenario.